Transformación Digital

De la lean start-up a los medios sociales

Tengo prácticamente terminado uno de esos libros que termina por leer todo el mundo. Por lo menos el todo el mundo que suele conformar determinados conjuntos de personas con intereses y experiencias más o menos comunes. The Lean Start-up no oculta en su texto ni en el título las familiaridades (en realidad, la emulación) con lo que siempre se ha conocido en el management como lean manufacturing y el resto de técnicas de calidad total, el método Toyota y todas esas cosas que fueron tan populares en los ochenta y noventa entre consultores y autores de management.

La expresión lean, que viene a significar magro, enjuto, sin derroche, limpio de desperdicio, parece corresponderse con la desnudez y austeridad del concepto de mínimo producto viable (en sus siglas inglesas, MVP) que tan popular y tanta discusión produce en el entretenidísimo mundo de las start-up’s de tecnología. Tengo la sensación de que se olvida el acento en el clasiquísimo Ciclo de Deming, algo que dicho resumidamente no es otra cosa que la aplicación del método científico a la gestión de empresas.

La idea de enunciar una hipótesis, ejecutar un experimento (una funcionalidad, ese cuasiprototipo que es el MVP), comprobar los resultados y corregir para reformular y lograr probar la tesis de partida  – PDCA en la terminología heredada de Deming – es la idea importante de todo el mensaje de la Lean Start-up. Lo que me lleva a pensar en la gestión de medios sociales.

En el panorama habitual (si se me permite una pequeña dosis de spam, en Territorio creativo trabajamos de otra manera y en otra dirección), digamos que la selección y explotación de métricas se queda en la paupérrima colección de datos (e intenciones comerciales del propietario) que ofrecen los servicios habituales que se conocen como redes sociales. Así que la gestión habitual se suele resumir a contar likes, trending topics y sumas de seguidores, muchas sumas de seguidores. Nadie parece hablar de usuarios inactivos, debe ser que no han pasado por un banco.

Pero lo importante es que generalmente no existe tras ello más ciclo de mejora que ver si tengo más. Problemas conceptuales aparte, no se trabaja para ajustar contenidos y estrategia a los objetivos de negocio de la marca, empresa o unidad de negocio. La pregunta es cómo podemos convertir la captura de datos en un proceso de mejora de la influencia y compromisos reales de esas bases de datos incompletas que se da en llamar seguidores y fans. En si podemos desbrozar las conversaciones reales y las informaciones que contienen. Al final, en si lo que contamos verdaderamente contribuye a lo que queremos en las personas que necesitamos que lo entiendaan, lo usen o lo transformen.

En definitiva, al medio calificado de social creo que le ha llegado la hora de olvidarse de que es social para ser lo que es, otra parte de la transformación digital y que no es en absoluto nueva, seguro que es que ahora suma mucha más gente. De considerarse como una especie de gran fiesta o macroconcierto (hey, aquí estoy yo, abajo mis fans coreando canciones) a un campo sometido a estrictas, probadas y racionales técnicas de gestión destinada a conseguir resultados. Algo que alcanza, por supuesto, a la comunicación vamos a calificarla de convencional: eso de explicar que hemos sacado un producto nuevo, por poner algo simple.

 

P.D.: Por cierto, ¿no se habían dado cuenta de que un foro de los de siempre también es una red social? Pero es más fea y no hablan de ellas en los periódicos.