Tiro al blanco contra la palabra emprededor

Como con tantas cosas que se convierten en previamente impensables iconos colectivos, arrecian las críticas contra el término emprendedor. Una idea muy vinculada a la tecnología digital y los negocios en internet.

Hay un exceso con el asunto de emprender, esto es seguro: parece que no hay banco, institución o gran empresa que no piense que estimular emprendedores es un señuelo para su reputación pública y vindicar su rol en la sociedad. Tan cuestionada ahora la gran empresa.

El desprecio lleva a hablar a muchos de un cambio de términos desde el denominado autónomo, a decir que se trata de cuentapropismo. Los inversores que se consideramos serios se declaran cansados de las pamplinas que pueden rodear un estado de opinión que, como todo lo que se hace de masas, pierde signidicado.

Sin embargo, un servidor cree que, siendo justa  la crítica a los errores y el exceso de expectativas, en un país donde el comercio y el empresario son y han sido culturalmente sospechosos, este es un mal menor: pensemos que hacer oposiciones ha tenido un prestigio desmesurado durante décadas. Prefiero los excesos alrededor del emprendimiento que hinchar globos de ideas que no dan prestigio a quien quiere hacer cosas y controlar su vida.

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