Transformación Digital

Enésimo capítulo de la transformación digital de los medios

El a ratos cansino despliegue de opiniones sobre la adquisición del Washington Post (y casi todo su grupo empresarial) por parte de Jeff Bezos, es el enésimo episodio de la elegía de un sector que será para siempre diferente. En mi opinión, lo más interesante lo ha escrito Jordi Pérez Colomé, del que extracto esta cita trascendental:

También la semana pasada, la colección breve de Amazon publicó una entrevista de 15 páginas a Barack Obama y la regalaba. El presidente decía ahí que el periodismo de antes nunca volvería: “[Antes] había periódicos locales por todas partes. Si querías ser periodista, podías ganar un buen sueldo en el periódico de tu ciudad. Ahora solo unos cuantos periódicos ganan dinero porque son marcas nacionales y los periodistas deben pelear para reunir un salario que dé para vivir”. El presidente cerraba su teoría con pocas dudas: “Debemos reconocer que aquellos tiempos no volverán”.

Amazon jugará su parte para que “esos tiempos no vuelvan”. Cuando el portavoz de Obama anunció la entrevista de Obama con Amazon, la CNN le preguntó: “¿La Casa Blanca se salta los medios tradicionales para vender su mensaje?” El portavoz no contestó, pero la respuesta es sí. Es una queja habitual desde que Obama es presidente.

Lo más insoportable para la industria tradicional de medios ha sido comprobar que han sido desintermediados en una mezcla de lo que Julio Alonso siempre ha llamado la venganza del aficionado y una realidad de modos de producción que anula las barreras de entrada para producir y transformar opinión y comentarios sobre todas las materias, incluídos los temas sacrosantos de la prensa: la política y la economía. Se altera con ello la capacidad de fijar la agenda pública, principal activo de estos medios. La conducta del consumidor de información también es otra.

Las lecciones empresariales siguen siendo complejas de explicar hoy a cualquier cliente o interlocutor de los clientes con los que trato. El poder de marca de los medios convencionales sigue siendo muy alto, sobre todo visto desde sus poco reconocibles cuentas de resultados, y el valor que aportan a lectores y anunciantes. La realidad es que si el Presidente de los Estados Unidos se salta a los medios convencionales para vender su mensaje debe ser porque a) se puede b) debe ser mejor  y c) sabe hacerlo. Y no hay diferencia con ningún otro tipo de organización o marca personal que quiera hacerlo. Sí, una muy obvia: que un presidente de los Estados Unidos tiene la atención concedida de antemano. Algunas marcas la tienen también sobre sus competidores, otras parecen no valorar la ausencia de atención que generan (a lo mejor debiera medirse por el coste de acudir a comprar la atención de otros).

A medida que se crean muros y más muros de páginas de empresas de todo tipo, el ruido atroz y la dispersión de los famosos fans y seguidores hacen cada vez más difícil captar esa atención y se comprueba que los mismos males que asolaban la comunicación y la esencia misma de las empresas antes del nunca bien entendido dospuntocero, ha vuelto como un boomerang: la incapacidad de ser interesantes, la ausencia de credibilidad y, lo que es peor, la incomprensión del verdadero valor de las herramientas. Por no hablar de los valores que exigen para sacarles partido. Tiene mucho en común con la industria de medios.