¿Y cómo lo hacemos Sr. Carr?

El artículo de Carr hoy en El País es un buen compendio de los aspectos negativos que supone la transformación digital de la era de las redes para la sociedad. Éste párrafo resume la cuestión:

Poner en duda Silicon Valley no es oponerse a la tecnología. Es pedir más a nuestros tecnólogos, a nuestras herramientas, a nosotros mismos. Es situar la tecnología en el plano humano que le corresponde. Visto retrospectivamente, nos equivocamos al ceder tanto poder sobre nuestra cultura y nuestra vida cotidiana a un puñado de grandes empresas de la Costa Oeste de Estados Unidos. Ha llegado el momento de enmendar el error.

¿Cómo se enmienda el error?

El mundo hacker y libertario de los creadores de la red lo tendrían claro desde hace mucho: con tecnologías de código abierto gestionadas directamente por cada usuario desde un servidor administrado por él mismo. Hay tecnología de sobra para hacerlo. Pero:

  • Los usuarios tienen una curva de aprendizaje muy alta con estas tecnologías. De hecho estuvieron a su disposición y no las adoptaron, sólo los geeks y tecnófilos las usaban con vigor.
  • El efecto red es muy poderoso. Facebook y whatsapp tienen mayor valor por eso. Desconectarse es difícil. AirBnb y otros monstruos de esa economía mal llamada colaborativa tambien tienen fuertes efectos red para atraer las mejores ofertas y la continuidad de los usuarios. Lo que se traduce en más dinero, mejor experiencia de uso y un reforzamiento del efecto red.
  • Por el lado de las empresas, se adaptan a donde está la demanda. Si bien pueden ser mejores aplicando tecnologías abiertas, tampoco tienen una cultura para ello. Y pensar que sus empleados son diferentes a un usuario normal es algo idílico.

Por tanto, sólo queda la regulación y la intervención gubernamental. Lo que a priori suena bien pero que tampoco es entusiasmante. Rebecca Mckinnon escribió hace unos años un libro titulado Consent of The Nerworked tratando precisamente estos problemas y la imposibilidad de resolverla por el uso de la tecnología por los particulares. Su conclusión básica:

A more realistic and democratic approach is to build and strengthen alternative netizen-driven institutions and communities that can exist alongside existing ones, eventually shifting the balance of power both online and off. At the same time, we must devise more effective and innovative ways to constrain all forms of digital power within reasonable limits, whether that power is exercised by governments, corporations, or activist hacker networks of varying ideological and religious stripes. The first step is to build much broader public awareness and participation. People need to stop thinking of themselves as passive “users” and “customers,” and start acting like citizens of the Internet—as “netizens.

No, no está en el programa de ningún partido… (o eso creo y que no sean los piratas europeos, que la versión local es bastante poco entusiasmante).

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