Lecturas de cambio digital (V)

Desde hace unos días, las bases que componen estas entradas (i)regulares pueden seguirse en mi canal de telegram de modo diario. Aquí regreso con un resumen comentado de cosas que he leído y que… compruebo que cuanto más tardo en compartir más riesgo de pérdida de vigencia tienen. Así que espero que el doble formato ayude a los demás. Y, a mi…, a ordenar lo que pienso.

  • India, India, India... Muchas personas en el pasado me han explicado que hacer negocios en la India es una pesadilla poco relatada y que, puestos a pasar dificultades dantescas, mejor pasarlas en China que en India. Sin embargo, parece que India se ha vuelto una exigencia (Hollywood, por ejemplo, ha puesto muchos huevos en India, pero nunca ha tenido la sonoridad – a lo mejor ni la misma prioridad – que los puestos en China). Nos dicen en The Economist que el e-commerce en la India está surgiendo como algo a punto de convertirse en una de esas next big thing y, lo que es más interesante, adquiere características que le son propias a los países que no han tenido desarrollo: que se saltan pasos para formar cosas nuevas que lo harán diferente a lo que conocimos en Occidente. Eso vendría acompañado de un cambio en los valores sociales (más individualistas, más para hoy que para una vida futura reencarnada) de las nuevas generaciones hindúes. Al parecer, Bezos está apostando media compañía para introducir Amazon en la India (lean, porque hay más elementos de «saltos de rana» en el acercamiento del gigante americano). Por el camino, Xiaomei, los chinos que fabrican los teléfonos en los que se harán las compras quieren ser uno de los top players en la India y creo que todos sabemos que el fracasado movimiento humanitario de Facebook en la antigua joya del Imperio Británico no puede ser sólo un interés – plenamente legítimo por otro lado – en el progreso de la gente: todo el mundo parece conforme en que más de mil millones de habitantes bien valen hacer todo lo posible por estar allí.
  • La modificación de la industria y el puro oficio del transporte está que arde. Comprender cómo lo hace Lyft, la competencia de Uber es especialmente interesante (junto con la involucración de los fabricantes de vehículos), también cómo se reinventa el transporte de paquetes con empresas como Shyp. Detrás de ello, la mutación tecnológica hacia el coche autónomo y eléctrico: las baterías también evolucionan para cambiarlo todo (coches, y lo demás). De paso, nada como leerse el informe de la CNMC española sobre el paso a plataformas de negocios como el del taxi y los apartamentos turísticos: una vena libertaria se ha infiltrado en las instituciones españolas, tradicionalmente conservadoras hasta la médula en todo lo que tiene que ver con la tecnología y su regulación. Se agradece, dicho sea de paso.
  • Por último, y aunque nos hemos juramentado para no hablar demasiado de Twitter, no se puede dejar pasar esta entrada de Digitopoly donde concluyen que Twitter ante todo lo que no ha tenido es una estrategia y una buena comprensión de lo que es. La conclusión es fascinante: Twitter lo que es un protocolo de comunicación, un protocolo privado además, que es una rareza aún mayor que el haber encontrado un protocolo. Precisamente por esa circunstancia, el diagnóstico para su futuro es oscuro:

Yes, Twitter is a communications protocol.That is it. But it is the sort of thing that would be better invented and then let lose as a purely open system like the other protocols. Twitter needs infrastructure to work and it is owned by a private company. It is the combination of those two things that currently limits it from taking off. If Twitter were opened up on a non-private way with a technology that allowed others to use its messaging protocol, then I suspect it would reach its potential. Will it earn money for the founders (and current shareholders) in the process? I think that ship has sailed.

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