Decíamos ayer que mi intención es entender y averiguar qué supone la inteligencia artificial para una dirección general. No entraré por ahora en diferenciar qué es inteligencia artificial, machine learning y deep learning así que los dejaremos como un todo. Si tienen ganas de escucharse esta conferencia de 45 minutos (estupenda) aprenderán lo mismo que yo sobre este aspecto.
Advierto de que no soy ninguna clase de experto en el tema: soy alguien que emplea un blog para abrir sus averiguaciones y, con suerte, encontrar quienes quieran complementarlas y corregirlas:
- La inteligencia artificial lo que pretende es emular el comportamiento humano. Parece una obviedad decirlo, pero mejor dejar claro de qué se trata. Estamos lejos de HAL-9000 pero esto tiene implicaciones para un director general: ¿pueden sustituirse las personas por hardware y software? Mientras lo descubrimos, una pregunta de más corto plazo es, ¿de qué forma puede cambiar las definiciones y retribuciones de los puestos de trabajo? En este artículo se sugiere una idea fascinante: ¿qué tal si sube el valor profesional y lo que se está dispuesto a pagar por un asistente de vuelo para business class y disminuye el de los pilotos? Piénsenlo: el avión puede ser pilotado con inteligencia artificial e incluso a distancia mientras que el trato que ofrezcan los asistentes de vuelo y la capacidad de emoción que pueden transmitir al pasajero pueden ser vitales para la fidelización del cliente que da más dinero. En otras palabras: estaremos obligados a pensar en qué consiste realmente el trabajo… humano.
- Lo que hacen especialmente bien en el estado del arte actual los algoritmos de inteligencia artificial es mejorar las aplicaciones existentes . Por ejemplo: decirle al asistente de tu teléfono que te enseñe todas las fotos de tu tía Felisa que tienes almacenadas. O las de la comida de navidad que sin duda hoy se harán. Esto mejora la aplicación porque ahorro tiempo y esfuerzo en mover mi dedo entre centenares de fotos. Así, los expertos te vienen a decir que: todas las aplicaciones deberían contener ya algoritmos de inteligencia artificial para mejorar su funcionamiento. Es decir, volviendo a la mirada de la dirección general y las cuantiosas inversiones de software, merece la pena iniciar (al menos) la reflexión de cómo cambian o pueden cambiar los procesos de la compañía ahorrando tiempo, esfuerzo y mejorando los resultados actuales: ya sabemos que se está diagnosticando mejor enfermedades por software que por médicos. ¿Da miedo? Los jugadores de Go que vieron con asombro el triunfo de AlphaGo sobre el mejor jugador del mundo han reconocido que ahora juegan mejor gracias a lo descubierto por el software. El mítico campeón derrotado parece haber sugerido lo mismo.
- Hay un enorme espacio de software libre y de experimentos abiertos como para pensar que esto es cercano a la física nuclear y que yo no puedo experimentar ni aprender. Se pueden identificar experimentos vinculados a tu industria o procesos. Es decir, que se puede intentar estar al día de lo que ocurre y de si un competidor o sector afín está encontrando ideas buenas en ello. Incluidas los centenares de startups que se espera se lancen a desarrollar aplicaciones para todo.
- La inteligencia artificial requiere de muchos datos y capacidad de computación: el enfoque actual que parece más relevante se basa en redes neuronales que precisan de un enorme alimento de datos para aprender. Cuando le vuelvan a pedir en un acceso web que identifique sillas de jardín en varias cajitas de fotos, está usted entrenando un algoritmo. De ahí que no debe sorprender el esfuerzo de los grandes operadores de servicios en la nube para proporcionar librerías de inteligencia artificial y de los servidores precisos para desarrollar todos los procesos que requiere. Una voz autorizada puede ser la de Juanjo Carmena que, si está por ahí, nos puede iluminar o corregir esta afirmación osada de un lego como yo.
- La inteligencia artificial está aquí para quedarse, no ha hecho más que empezar su auge y es, probablemente, otro punto de aceleración radical de esto que llamamos transformación digital. Por ejemplo, los grandes, es decir, Amazon, Facebook, Google, IBM y Microsoft han creado un partnership sobre inteligencia artificial que aspira a identificar las mejores prácticas y “servir a la sociedad”. La inteligencia artificial lleva muchas horas de vuelo en el software que usamos todos los días (y en los coches autónomos), pero algo sucede cuando el CEO de Google dice que vamos a un mundo “AI first” .
- Sí, el uso de los datos y la regulación cabe esperar que sea un “problema”. Olvidémonos ahora de la visión apocalíptica que lleva al control social (temor que, al parecer, condujo a Elon Musk a crear la iniciativa OpenIA , para disponer de algoritmos abiertos y poder contrarrestar el posible control de nuestras vidas por terceros). Pensemos ahora que nuestros dispositivos pueden tomar datos para tratar de aprender sobre nuestras conductas y que estos pueden trasladarse y trazarse por los fabricantes: intimidad amenazada. Así que el regulador tendrá especial interés en aspirar a la protección del consumidor.
Por favor, sean crueles con estas conclusiones. Personales.
Un Comentario
Todo lo que pueda ser pensado y hecho por una máquina, acabará siendo pensado y hecho por ella.
Los empleos del futuro estarán dedicados a dos funciones esencialmente: la creación de esas máquinas, y por otro lado, todo lo que esas máquinas no puedan proporcionar.
Es en el mundo de los sentimientos, las emociones, las experiencias, donde se juega el partido. Las personas, hasta que las máquinas no puedan sentir, seguirán siendo el centro. El día que puedan sentir, si pueden hacerlo, todo habrá cambiado.