Palabras Mágicas

De una lectura bastante lejana en el tiempo y de la que ya no recuerdo ni el quién, ni el cómo ni el dónde, me quedé con la frase: «el management es una industria de bienes empaquetados». Lo que conlleva el concepto de moda inevitablemente añadido.

Un caso del ascenso y caída de las ideas de gestión lo representa mejor que nada – para quien les escribe – el caso de la Lean StartUp. Una parte esencial del texto lo que hace es recuperar el Ciclo de Deming, un enfoque que aprendimos en los ochenta cuando el TQM y otras palabras que nos llegaron con el éxito de la industria japonesa triunfaron, tratamos de hacer y, en general, dejamos de hacer. Por el camino, es cierto, algunas ideas y conceptos han quedado incorporadas a algo que podemos llamar buen hacer.

En mi trabajo en consultoría, muchas veces me he referido con la expresión palabras mágicas a los términos que el cliente quiere leer pero que no entiende y no va a ejecutar. La proliferación exaltada de cosas como «somos agile», sirva de ejemplo.

Dilbert fue (es) una excelente visión -más que humorística diría que antropológica- de los absurdos cotidianos de la usualmente sobrevalorada actividad de los ejecutivos: sabemos que es buena porque cualquiera se ve reflejado haciendo eso mismo. El humor, por tanto, no es nuevo ante el costumbrismo corporativo. Hoy encontré esta viñeta (de otro autor al que no tenía ubicado) y que expresa con certeza, aún hoy, muchos instantes vividos en una oficina con la transformación digital flotando en el ambiente.