Tras un desgraciado proceso administrativo y de competencia por conseguir espacio en una aceleradora de postín, una persona involucrada se tomó la molestia de enviarme un correo electrónico y decirme (o reconocerme) que todo había sido «muy poco entrepreneur-oriented». Una forma de pedir disculpas.
Esa expresión – dicha así: entrepreneur oriented – es quizá el síntoma o el símbolo de las luces y las sombras del estado que el amplísimo ecosistema de innovación y desarrollo de start-ups español puede ofrecer o, al menos, el que un servidor de ustedes está viviendo o tratando de adaptar a su proyecto. ¿No se puede decir «francamente, lo hemos hecho mal»?.
Trataré de explicarlo pero con una limitación de responsabilidad previa: las empresas (también las startups) tienen que vender o mostrar que pueden vender en el mundo real y tienen que ser capaces de explicar su negocio a terceros (clientes, inversores, administración pública) de forma que entiendan su valor. Es decir, que mis comentarios no pretenden ser una excusa de todo aquello que no (me, nos) reconozca el ecosistema. De hecho, trataré de separar una cosa de la otra: las reglas del juego implican que, si pides dinero o aceleración, te digan que no. Por último, pero no menos importante: generalizar no implica que todo sea igual, hablamos de patrones que aparecen en unos sitios sí y en otros no, ni siempre en los mismos ni en todo. Tómenlo como sesgos.
Persiste el exceso de hype y la tendencia a ser guay.- Parece que el consenso social es que la innovación y el apoyo a nuevas empresas (mucho más con base en tecnologías de punta, escalables, de vanguardia o exponenciales y transformadoras) es amplio y extendido. Es positivo. Y digo persiste porque desde que yo entré en este mundo de la digitalización la sacralización del emprendedor tecnológico, las críticas a determinada forma de fomentar el emprendimiento y los debates sobre lo que sí y lo que no es correcto, son constantes. En cambio, no es positivo y ésta es la idea central de todo lo que viene a continuación, estar más centrados en decir que se tiene un programa o una aceleradora y no entender las necesidades de las startups. Como son muy básicas (dinero rápido, pruebas de concepto reales, promoción verdadera) quizá no se puede presumir resolviendo cosas tan básicas. Ojo: y no digo dinero o mucho dinero, sino el que te vayan a dar sea rápido y en fecha determinada. Si lo vas a dar, tienes que dar certidumbre a entornos donde el presupuesto de tesorería es todo.
«Skin in the game».- Ésta expresión tan cara al emprendimiento (si no te juegas tu dinero, cómo me pides el mío o que confíe en ti; si no hay riesgo para ti, por qué me lo pasas a mi) parece ser que sólo se tiene en cuenta por un lado, el del emprendedor. ¿No debe ser así?. Cuando el cuerpo de gestión de aceleradoras y algunos fondos se dedica meramente a administrar solicitudes, pedir papeles, crear figuras de comunicación que dejan en buen lugar a los propietarios o gestores, etc. terminan aplicando la ley del embudo: son sus necesidades administrativas y de urgencia de imagen las que impregnan el proceso. Cargarte a ti de trabajo vacío y sin generación de valor porque ellos no tienen ganas de adaptarse a ti para que saques el negocio adelante es cómodo. Se van a las seis de la tarde, cobran su sueldo sí o sí y, si tú vendes o no, no cambia su vida. En las startups somos poca gente y cada segundo y cada hora cuentan. Nadie está libre de la burocracia, pero tu misión es… conseguir hacer negocios viables, no me crees más problemas o dámelos resueltos.
¿De verdad tienes retos de innovación o es que jugamos a wannabes? Las empresas innovadoras necesitamos pruebas de concepto (qué decir cuando se precisan datos: los datos no se pueden comprar y están en tus clientes finales) además de poder explicar que hemos resuelto algo. Si, repleto de buenas intenciones sociales, te apetece ver si unas cuantas empresas llenas de nerds te resuelven algo que te importa poco, que sería nice to have pero que en realidad no te importa demasiado, creas un coste de oportunidad que, para estas empresas, es letal: a lo mejor no hay tiempo en el mercado para desarrollar otro concepto, o se te acaba el dinero. Si me vas a dar un proyecto, que de verdad te pueda mejorar. Si tienes interés en comprometerte con el entorno, deberías aceptar que publique los resultados de una forma comercialmente útil, hay mil maneras de preservar la confidencialidad. O debes permitir que lo pueda completar íntegramente y facilitándome razonablemente el trabajo interno. Andar luchando semanas para que se tomen la molestia de darte lo que has pedido porque tu me lo has encargado…
Estética y glamour.- Si ya hemos dicho que es estupendo apoyar al emprendimiento o atender a la demanda de conocidos consultores que te hablan de lo importante que es encontrar startups disruptivas para tu sector, puedo tomármelo en serio o pensar en cómo presumir. En el segundo caso, tenemos agencias de comunicación que pierden todo tipo de compostura por contactarte y motivarte salvajemente para que rellenes decenas de páginas de formularios para formar parte del programa para luego tener poquísimo comentario o retroalimentación de por qué sólo recibes un correo diciendo que no desfallezcas, pero «por ésta vez, no». Mientras, has luchado con webs que no dejan subir decks de más de cinco megas (¿en serio?) o que te piden un vídeo en el que se presenta el equipo («muy importante», dicen: en mi experiencia, el vídeo termina siendo un engorro tan grande que con tal de que haya empresas atractivas que se presenten basta con dejar un enlace a cualquier cosa). La pregunta para el emprendedor es: ¿el esfuerzo de aplicar y rellenar estas páginas sin garantía de poder defender tu proyecto en condiciones compensa?. Ganan, en muchas ocasiones (diría que demasiadas, y no quiere decir que sean malos, más bien no), proyectos que se ve que tenían acceso a los decisores de modo previo a encontrarte con la agencia que te motiva y a la que has llenado de contenido en una gran nota de prensa sobre la inmensa respuesta a la convocatoria. Bien por todos ellos, claro.
Domicilios.- Es comprensible que los proyectos de apoyo al emprendimiento tomen en cuenta el desarrollo regional y dónde se pagan los impuestos, especialmente si el sector público está empeñado en mejorar su ámbito de actuación de cualquier forma y está aportando a la infraestructura de emprendimiento. Pero la pregunta es si, en vez de exigir (léase: tenga el domicilio fiscal aquí), no debieran proponerte buenas condiciones para el traslado desde donde estés. De esta forma, entras a competir por el talento esté donde esté y evitas la endogamia local: esos entornos donde una vez te has metido en la rueda vas pasando de un cluster a otro y de fondo o agencia gubernamental a otra mientras luchas por la financiación en la que están las mismas empresas una y otra vez, los mismos personajes que pasan de una institución a otra y donde todo parece dar vueltas en torno a los mismos.
Ay, el sector público… .- Con mucha frecuencia he leído a célebres empresarios provenientes del emprendimiento tecnológico pedirle al gobierno que no moleste. Es decir, que en vez de llenarnos de programas fatuos, proclamas, eventos sensacionales y subvenciones y ayudas, se dediquen a remover obstáculos. No puedo estar más de acuerdo: son muchos y absurdos. No obstante, parece que en Europa si no es por la existencia del sector público no existe un contexto donde se pueda sobrevivir masivamente sin el dinero en forma de subvención o crédito gubernamental. Para el sector público es aplicable todo lo anterior, con agravantes: ¿de verdad dar un par de decenas de miles euros que puede que ni sea el sueldo anual de un programador (no lo es) exige tantos trámites, justificaciones y funcionarios dedicados a controlar el uso del dinero y no sería mejor que todo ese dinero que se dedica a administrar lo que pretende apoyar estaría mejor invertido en las empresas? Sí, claro, no es tan sencillo. Pero puede que otro contexto fiscal y administrativo lo haga mejor que administrar el control del control. O que te hagan planteamientos tan del siglo XXI como que los pagos con tarjeta de crédito no se puedan emplear para justificar tu gasto: ¿cómo creen que se paga la nube? ¿O los servicios de marketing digital?. Esto es sólo una anécdota. Porque son muchas más las aparentes ventajas que se tornan en carrera de obstáculos.
El paternalismo.- Como empiezas, todo el mundo opina de lo que debes hacer o no y todo el mundo parece saber mejor que tú cómo se vende lo tuyo. Sin tener en cuenta las restricciones que tienes ni dejar tu horario y sueldo fijo. Es ley de vida, seguro. Como emprendimiento tecnológico y media de edad baja parece correlacionar (o se espera que correlacione), estar sentado en tu aceleradora de amplio reconocimiento y dirigirse en cada nueva convocatoria a los emprendedores como los chicos, es tentador. Y seguramente cariñoso, pero ellos sí se están jugando su dinero y su tiempo. También tenemos al experto tecnológico de reputados fondos que es obvio que no conocen tu tecnología, pero son capaces de evaluarla y decirte si es válida o no y aconsejarte por dónde llevarla: el realismo invita a pensar que, es tal la complejidad del mundo IT, que pretender conocerlo todo es poco productivo.
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Reitero ahora que generalizar es injusto y que ni todo es siempre así ni todo el mundo peca en todo. Faltaría. Además, se viene llorao de casa y he (hemos) conseguido ir superando etapas con muchos de estos elementos apareciendo antes o después, por lo que el drama no es insuperable y convencer a los demás tal y como son, forma parte del juego. Después de todo, si no existiera un amplio ecosistema de apoyo al emprendimiento, ni siquiera estaría dedicándole estas letras. Y hay gente formidable. Seguro que lo justo es hablar de ellos en otra ocasión.
No obstante, comparto estas sensaciones por si otros piensan lo mismo y sirven de algo para mejorar la calidad de las instituciones que pretenden realmente desarrollar empresas innovadoras de alto valor añadido. También, por supuesto, para que me saquen del error o la percepción distorsionada. Lo que agradeceré.
2 Comentarios
Pues muy buen post, HOYGA usté.
Mi limitada experiencia de un año como CMO en el sudeste asiático es bastante parecida. Es como un túnel de lavado en el que en lugar de lavar, te van quitando y poniendo cosas.
Entras con tu startup y en cada paso puedes ir palmando algo de cash, un %, muchas horas… Y, por supuesto, hay muchas cosas buenas, gente que lo hace bien, y casos de éxito, pero la mayor parte del ecosistema se asienta sobre las espaldas de los que ponen su pellejo en juego, eso es así.
Siempre me ha parecido curioso que asesoren sobre emprendimiento funcionarios y otros perfiles similares, o que se establezcan complejos mecanismos cuando muchos proyectos estarían mejor con una exención fiscal de X años o similar, pero bueno. No parece que sea algo «de la patria».
Viniendo de usted, que es de los formidables, pues el conjunto mejora. Esperemos que el propio sistema evolucione desde sus obstáculos. De hecho, hay mucha asimetría con respecto a estos elementos según con quien hables.