Uno de los textos más interesentes de los últimos meses es el que Clay Shirky ha dedicado al análisis de los llamados MOOCs, el acrónimo inglés para cursos online masivos y abiertos.
El New York Times, en una pieza dedicada a lo que parece la consagración de los MOOC, pone en palabras de sus entrevistados calificativos como revolución, sorpresa y disrupción: a mí me sorprende cómo muchas personas de Territorio comentan y hasta presumen de sus progresos en Coursera y Code Academy.
La crítica a la enseñanza masiva no ha tardado en aparecer. Pero Shirky las aborda mostrando los paralelismos con las otras revoluciones digitales que hemos vivido: el conflicto entre los métodos de siempre y el establishment instalado en los sectores de siempre y que prentenden mantener el statu quo de las cosas hechas como siempre y por los de siempre.
La defensa de Shirky llama la atención sobre cómo determinados aspectos de la enseñanza de élite que se alegan en contra de los cursos masivos difitales reside, precisamente, en su caracter extremadamente minoritario dentro del conjunto del sistema educativo. Y que los costes de la enseñanza superior son desproporcionados para el resultado que reciben, especialmente en todas esas universidades que no son tan de élite, sino corrientes y molientes, y que son la verdadera mayoría del sistema.
Citas memorables. Por ejemplo, ésta:
La educación superior está siendo trastocada, nuestro MP3 son los cursos online masivos y nuestro Napster son las startups de enseñanza.
Como sucedió con el MP3 y la música (donde, recordemos, la calidad de sonido no era superior a la tradicional)…
El aprendizaje se desempaquetará de la obtención de un título como las canciones se desempaquetaron de los CD’s
Ante las críticas a errores, defectos, malos diseños educativos, Shirky aplica la misma lógica del software libre:
Los cursos abiertos, aún en su estado emergente, serán capaces de subir su calidad y mejorar los procesos de evaluación del alumnado más deprisa de lo que las instituciones tradicionales pueden bajar sus costes o aumentar sus alumnos.
Llevo escuchando desde que empecé a trabajar muchas expectativas acerca de la educación y el entrenamiento dentro de la empresa: tanto de la necesidad de la formación continua (casi más una actitud y un contexto adecuados que una técnica), como de la formación multimedia (tantos cursos fracasados, tantas herramientas caras que nadie encargaba) y hasta el mantra que recubría todo: eso de nuestro principal activo son las personas.
La cuestión es si, ante la reducción de costes, la abundancia de materiales, la aparición de toneladas de startups dedicadas a “desempaquetar” la enseñanza (también españolas), ha llegado el momento de que las empresas puedan empezar a crear itinerarios formativos (seguramente caóticos, más bazar que catedral, como es la esencia de lo abierto) que, de verdad, permitan dos cosas: no desperdiciar el talento de nadie – tenga titulazos o no los tenga – y reciclar de modo permanente a todo el que esté dispuesto.
Es un debate emergente, puede ser de utilidad transformadora radical y puede ofrecer rendimientos inesperados (esencialmente, porque ahora no los esperamos). Bianka Hadju, de Cartograf, es una de las personas de la red española que más reflexiona sobre estos servicios, materiales y procesos. Se le pidió hace poco que desarrollara una serie de artículos sobre cómo aprovechar esta oferta desde el lado de las pymes aunque, grande o pequeña la empresa, las lecciones son poco diferentes. Merece la pena.
Algunas notas más
- En Digitopoly discuten la cuestión y añaden un interesante vídeo titulado «El Aristóteles Digital», con la sugerencia de que llegaremos a tener todos uno.
- Alex Tabarrok, en el Cato Instiute, defiende el incremento de eficacia y productividad de este tipo de métodos: “La mejor forma de mejorar la calidad de la enseñanza es incrementar el número de estudiantes que son instruidos por los mejores profesores”.
- Sobre la cuestión de los momentos, recreé la misma idea para la televisión con el llamado momento iTunes, que viene a ser lo mismo que la napsterización de la educación: creo que es útil para entender la idea de “desempaquetamiento”.
- Más en Digitopoly sobre cómo establecer titulaciones o acreditaciones para el sistema.
5 Comentarios
Muy bueno el artículo de Shirky que no había leído hasta ahora aunque lo vi enlazado en varios sitios. Me ha gustado encontrar en él otro ejemplo de crítica inmediatamente respondida por la parte criticada (Udacity), algo que esta semana vi también en relación con Codecademy. Cosa poco habitual en la universidad tal como la conocíamos. Quizá es por eso que Shirky dice aquello de «we’re probably going to screw this up as badly as the music people did». Porque ya en 2003 dijo sobre aprender en base a la experiencia:
Los MOOC y todo lo que está surgiendo alrededor de ellos son, en mi opinión, una gran oportunidad para acercar contexto y contenido. Hay excelentes contenidos que la tecnología permite poner a disposición de cualquiera. Pero para aprender con ellos son necesarios los contextos y la universidad no es el mejor sitio para proporcionarlos. La empresa sí puede serlo. Llevamos muchos años de quejas sobre lo desconectados que están la «educación» y la «empresa». He aquí una oportunidad para probar cosas nuevas.
Creo que el aprendizaje siempre ha estado más allá de la obtención de un título, lo que se tiene que desempaquetar es el sistema de reconocimiento. Parece que vamos en camino, pero no veo yo que sea tan rápido. De entrada porque me resulta incongruente «vender» la idea de «otro tipo de aprendizaje», más en línea con los tiempos y fuera del encorsetamiento de universidades y escuelas de negocio, pero poniendo por delante las «titulaciones oficiales» de quienes los imparten. Sigue habiendo mucho de endogámica prescripción.
Lo que realmente me parece importante es avanzar sobre cómo establecer acreditaciones que sirvan. Porque me pregunto cuanto acreditan las titulaciones actuales. Igual es que estoy algo escéptica últimamente. De todas formas estoy de acuerdo en que se empieza a sentir un cambio de tendencia, aunque se deba más al impulso de la necesidad que al convencimiento o al debate y la reflexión.
Me interesa más como se convierte eso en material para el desarrollo de personas en empresas. De todas formas, es llamativo que este es un debate que no existe en España. Parece un ejemplo vivo de cómo se está lejos de la vanguardia de los cambios.
Coinciden tus reflexiones con un articulo en la revista del Mit sobre la crisis de la educacion superior.
¡Nicholas Carr! El artículo está fantástico. Me ha interesado sobre todo comprobar como las tasa de «engagement» real se parecen mucho a las de la web: muchos entran, unos pocos están atentos y poquísimos llegan hasta el final. En la era de los blogs, solíamos decir que te veían cien, te leían diez y comenaba uno.
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[…] o prohibida. Bien, pues lo último es la educación desempaquetada. Lo he leído hoy en un post de Gonzalo Martín y tengo que decir que me parece bastante acertado para hablar de uno de los grandes cambios que […]
[…] veces que la indagación. Justo por eso es necesario expresar y compartir las críticas. Porque, recordando a Clay Shirky, tener que aprenderlo por experiencia propia es una manera subóptima de aprenderlo. Posted dic […]
[…] Transformación Digital y ¿está la educación superior en un momento pre-Napster? […]
[…] el hecho de que la UE se de al fin por enterada de esa plaga de aprendizaje alternativo coincide con el estallido de la oferta de cursos masivos abiertos, MOOC, por lo que todo apunta que esta pretendida apuesta de futuro es, una vez más, una reactiva […]
[…] para una formación desempaquetada Enviado por Bianka Hajdu en Lun, 2012/12/17 – 08:09 Decir educación desempaquetada es una, en mi opinión, sugerente forma de referirse al fenónemos de presentar ofertas de […]
[…] y audaz de reforma de la educación universitaria, pero precisamente todo indica que ese es el camino por el que avanza la educación superior. Así que más que una propuesta visionaria tenemos el […]
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